Omar Monroy*
Miles de historias permanecen en el olvido y sin escribirse. Una de ellas es la del “Trompa”, apodo del legendario y famoso contrabandista que hizo de las suyas en la época de “Los Pisqueros”. Sus aventuras son un cautivante capítulo en la historia de Atacama. Su existencia estuvo rodeada de misterio, de personajes oscuros y sin escrúpulos, que arriesgaron sus vidas a punta de balas por recónditos recovecos del desierto. En la década de 1930 hubo olor a pólvora, sangre, miedo e intrigas. Y también coraje.
Mi amigo Julio Palma Vergara, mientras conducía su jeep por áridas pampas, me relató vivencias de este singular personaje que tuvo la suerte de conocer cuando era un niño. Le puse atención porque poco se sabe de los sangrientos encuentros entre pisqueros y carabineros, donde hubo muertos por ambos lados. La mayoría de los caídos quedaron enterrados en la soledad más absoluta del despoblado. Y sin nombres.
Me narró que en las feroces luchas a muerte se recuerdan tres nombres: El “Trompa”, un oficial de Carabineros apellidado Subercaseaux y un odiado sargento, de quien se asegura no tuvo piedad para mandar “al otro mundo” a más de quince contrabandistas. Mientras escuchaba a mi amigo, recordé al mentado carabinero apodado “El Ajicito”, quien se caracterizó por su extraordinaria puntería en esa brutal época. Entonces pregunté:
¿Habrá sido el “¿Ajicito” al que persiguieron los cabecillas de las principales bandas, juramentándose atraparlo y degollarlo?
Se asevera que el sargento de policía, al sentirse hostigado se fue a vivir a un aislado lugar campestre en el sur del país. Seguramente, para escapar de la urdida venganza de los forajidos. Lo extraño es que, transcurrido cerca de un año, fue encontrado degollado y torturado en un apartado campo.
Cierto es que en el comercio ilegal de licores con destino a Potrerillos sobresalió el “Trompa”. Todos le temían. El chico Núñez, quien vivió en las vegas de Chañaral Alto, contó que siendo un niño observaba a menudo “a su viejo subiendo un cerro y que cuando a lo lejos veía a los bandidos en dirección a su majada, bajaba corriendo y nos trasladaba a unos altos roqueríos para escondernos del peligro”. Su padre se quedaba solo, ofreciéndoles agua y pasto para sus caballos. El chico Núñez agregó que “eran hombres muy malos. Había bandas pequeñas y otras más grandes, con 20 o más jinetes. La más grande era la del “Trompa” y decían que era la más fiera”.
El “Trompa”, un hombre de estatura baja, musculoso y de enormes bigotes, usaba un gran sombrero, llevaba un revólver en la cintura y una carabina en la montura de su mula. Este personaje que se transformó en leyenda, murió anciano en Pueblo Hundido –hoy Diego de Almagro-. Julio Palma, conocía su nombre, sus cuitas y arriesgadas andanzas, pero ese episodio es para otra crónica.
*Nació en Barquito (Chañaral), el 30 de marzo de 1954, antologado como poeta en Chile, Inglaterra, Perú e India. Autor de nueve libros en ensayo, poesía, investigación y crónicas. Una de sus labores de literatura que más lo destacan es ser el organizador del Encuentro Internacional de Escritores, y la Feria Regional de Literatura que se desarrollan en Chañaral. Una ciudad pequeña en el norte de Chile, pero muy importante por la labor literaria que allí se difunde. Ha participado en diversos encuentros literarios en Chile y en el extranjero. Estudió en la Universidad de Chile, sede Antofagasta, donde se tituló de profesor de estado en castellano. Desde hace más de 20 años se desempeña como director de la Biblioteca Pública de Chañaral, además de su labor docente en la enseñanza media (Liceo «Federico Varela» y C.E.I.A). También ha incursionado en el campo del periodismo, siendo colaborador del diario Atacama de Copiapó y subdirector del periódico Presencia de Chañaral.