Investigación: *Wilfredo Santoro Cerda; Ana Olivares Cepeda; Rodrigo Castillo Cámeron.
En la escuela nos enseñaron que Chile consolidó su supremacía naval en Punta Angamos, que allí fue capturado el “Huáscar”, que murió gloriosamente el Almirante Grau. Pero nunca nos dijeron que por el lado chileno murió un grumete que era un niño y que ese héroe de guerra está sepultado en Mejillones.
A horas de concluido el combate el capitán del Cochrane: Juan José Latorre, entregó su informe al jefe de la Escuadra: Galvarino Riveros. Éste da cuenta del desarrollo de las operaciones, de las municiones gastadas y los daños sufridos. Tanto en lo material como en lo humano tales daños se consignan como mínimos. Se habla sólo de siete lesionados. Uno de éstos es el “Grumete: Domingo Johnson, herido gravemente por balas de ametralladora en el estómago y piernas”. Tal informe fue incluido en la “Memoria de Guerra y Marina” presentada al Congreso Nacional en 1880.
No es sino hasta el 10 de octubre -dos días después del combate- que el Almirante Riveros informa la baja chilena. En un oficio enviado desde Antofagasta a su Comandancia Jeneral (sic) detalla “Este resultado se ha obtenido con pocos sacrificios. El Cochrane…tuvo diez heridos, de los cuales sólo uno ha fallecido…”. Es evidente el afán de bajarle el perfil. No sólo por calificar de “poco sacrificio” la muerte de uno de sus hombres, sino por borrarlo de la memoria al omitir su nombre.
El 9 de octubre fueron sepultados en el Cementerio de Mejillones los caídos del “Huáscar”, entre ellos los escasos restos del Almirante Grau. Las exequias de tales combatientes fueron detallados en un informe que el Almirante Riveros hizo llegar a la Comandancia Jeneral de Marina el 14 de octubre. Dice tal documento “Al día siguiente se celebraron en Mejillones unas solemnes honras…se celebraron tres misas: una al alba por el capellán Marchant Pereira…”. Tal informe fue reproducido por el historiador Pascual Ahumada en el Tomo 1 de su monumental obra “Guerra del Pacífico: Recopilación de todos los documentos oficiales”. Este libro fue publicado en 1884.
Bien. ¿Por qué es tan importante la mención del capellán en los documentos del Ministerio? En primer lugar, porque nos entrega un testigo directo. Una persona que está debidamente validada como parte integral de tal suceso bélico.
LEAMOS AL CAPELLÁN QUE HIZO LA MISA EN MEJILLONES
El año 1914 fue publicado en Santiago el libro “Apuntes del capellán de la 1° División Ruperto Marchant Pereira”. En este libro el religioso rememora el Combate Naval de Angamos y cuenta su participación en el mismo.
En resumen, los religiosos fueron convocados desde Antofagasta al momento de comenzar el combate. Abordaron el vapor “Copiapó” como parte de la “ambulancia” solicitada desde Mejillones. Al llegar abordaron el “Huáscar” ya rendido y Marchant relata este escabroso cuadro:
“Imposible describir el aspecto que presentaba el «Huáscar”, con aquel hacinamiento de escombros, como si hubiera sido sacudido por un violento terremoto, regueros de sangre, cadáveres que asomaban por las cofas y, en el departamento de las máquinas, que se hallaban intactas, una pobre oveja que balaba tristemente”.
Con respecto a bajas chilenas consigna: “Entre tanto, en nuestras naves, fuera de unos pocos heridos, la única víctima fué, en el “Cochrane”, el grumete Domingo Johnson, que era siempre el acólito del capellán señor Camilo Ortúzar, y que expiró balbuceando el nombre de su madre”.
Concluye tal descripción relatando que: “A la mañana siguiente, el capellán celebraba en el puerto la primera misa, siguiendo luego las exequias y dándose sepultura a todos los cadáveres, con los honores de ordenanza”.
Pero no sólo el capellán Marchant dejó registrada la muerte del grumete Johnson. También lo hizo el cirujano del Cochrane: Manuel Aguirre, quien el mismo día 9 escribió una carta a su amigo, Pedro Nolasco Carvajal. Al hacer un detalle de los heridos manifiesta “grumete Domingo Jonhson, herido gravemente en el costado derecho i muslo izquierdo (murió en el hospital de tierra hoi a las 2 P.M.)”. Tal documento se halla en el “Boletín de la Guerra del Pacífico” publicado por la Editorial “Andrés Bello” en 1979.
Si consideramos que los fallecidos del “Huáscar” fueron sepultados en la mañana del 9 de octubre y el grumete Johnson murió a las 14 horas de tal día es evidente que el héroe chileno tuvo unas exequias solitarias, sin el despliegue de las anteriores.
LA MADRE
Aunque lo que murió diciendo Domingo fue “Mamá… mamita” o algo así, el nombre de la mujer invocada era Manuela Rodríguez Briceño. Esta dama fue beneficiada con una pensión vitalicia de 30 pesos merced a un decreto del 16 de julio de 1884 por ser la madre de un caído en la guerra. De acuerdo a la “Ley de presupuestos de entradas y gastos ordinario de la administración publica de Chile” en 1902 esa pensión aún se pagaba.
EL MISTERIOSO ATAÚD HALLADO EN MEJILLONES EN 1964
En 1963 Perú devolvió los restos de un soldado chileno caído en Campo de la Alianza, Tacna. Este cuerpo ahora se halla en el “Altar de la Patria”, Plaza de la Ciudadanía, Santiago de Chile y es conocido como “Soldado de la Patria”.
La llegada de estos restos generaron ese 1963 un sentido de reciprocidad en nuestro país. El subdelegado de Mejillones, Jorge Chacón Villarroel fue convocado a una comisión para la búsqueda de soldados peruanos fallecidos en la Guerra del Pacífico en territorio chileno. Ésta fue presidida por el Intendente Regional de la época: Néstor del Fierro.
El lunes 9 de octubre de 1989 Jorge Chacón fue entrevistado por Iván Cortés Martínez en Radio “Mejillones FM” y dio impensados detalles acerca de esa tarea. Chacón fue un hombre de grandes virtudes: escultor, poeta y político, abordando cada una de sus acciones con gran seriedad.
Relató que lo primero que hizo fue documentarse sobre el tema. “Encontré en la Subdelegación un libro de oficios en papel de seda y manuscrito un oficio que iba dirigido al señor Vicealmirante don Juan José Latorre –En Mejillones hay una cruz común y tiene tallado con cortaplumas la palabra Chile. Quisiéramos saber a quién pertenece para hacer una cripta. Están ubicados cerca de donde fueron sepultados los restos de Grau– y, entre paréntesis, decía Caleta”.
Con esa información Chacón, en enero de 1964, reunió a algunos vecinos, hizo confeccionar unos barretines y comenzó un “peinado” del sector aledaño al cementerio de Grau. Uno de ellos finalmente dio con un objeto, que resultó ser un ataúd.
El hallazgo produjo conmoción. Convocó a las autoridades de la comisión a Mejillones y la noticia fue difundida por la prensa de la provincia. El ataúd fue trasladado a Antofagasta y de él nunca más se supo. Al día siguiente el Subdelegado fue informado verbalmente por el Intendente Del Fierro que suspendiese la búsqueda y que lo demás “se lo dejara a ellos”.
Desde ese día la historia del ataúd sacado desde la pampa y del cual se “obligó” a guardar silencio (tal obligación nunca existió. Fue solo una pueblerina percepción) pasó a ser un mito. Lo cierto es que el ataúd fue abierto y contenía el cadáver de un hombre alto, de mediana edad, que tenía aspecto de militar. Llevaba un pantalón color caqui y botas de cuero café. En su pecho las evidencia de heridas taponadas con un pañuelo que parecía floreado, pero tal vez estaba así por las manchas de sangre.
55 años después me propuse develar que había pasado con el enigmático cuerpo. ¿Era un combatiente de la Guerra del Pacífico? ¿Peruano? ¿Boliviano? ¿Chileno? ¿Era el mismísimo Domingo Johnson, héroe chileno de Angamos? Peruano no parecía ser, porque la Comisión la integraba el Cónsul del Perú en Antofagasta y él había viajado a Mejillones. Es decir, él debió descartar que fuera su coterráneo o al menos, agotó las opciones y aceptó que no era de su país.
Hice las consultas formales a tres instancias que debieran tener tales antecedentes: Servicio Médico Legal, Intendencia de Antofagasta y Consulado del Perú. El único que respondió fue el Servicio Médico Legal. Dijeron que no tenían registros de combatientes de la Guerra del Pacífico sepultados en Mejillones. Intendencia manifestó no tener información alguna y el Consulado del Perú sencillamente no respondió. En todo caso, Perú ya no tiene consulado en Antofagasta.
A nivel de prensa pude determinar cómo había informado “El Mercurio de Antofagasta”, donde tuve una gentil recepción. Fue grato volver a esa entidad para la cual trabajé 25 años y a esas dependencias que fueron mi hogar laboral por 8 años. La nota de prensa –a pesar de ser la columna y muy escueta– entregaba precisa información.
LA ARMADA ENTREGA LA VERDAD
El último elemento de este puzzle lo proporcionó la misma Armada. Levantó la confidencialidad y puso a disposición pública 8 mil fichas digitalizadas de aquellos chilenos que combatieron en la Guerra del Pacífico con el uniforme de la Marina. Entre ellos el del grumete Domingo Johnson. Este trabajo fue promovido por un estudioso que solemos nombrar en nuestras investigaciones: Mauricio Pelayo González.
La ficha oficial de la Armada correspondiente al grumete Domingo Johnson Rodríguez revela que tenía 13 años, que falleció el 9 de octubre debido a heridas recibidas en el Combate Naval de Angamos y que fue sepultado en el Cementerio de Mejillones. El motivo de su salida de la Armada es “muerte en acción de guerra”.
Todo indica que, en general, Chile no informó públicamente de esta baja sufrida en el Combate Naval de Angamos. La Armada no dio cobertura a su sacrificio ni publicitó jamás su nombre, pero lo honró internamente y sí le ofreció homenaje. Su madre obtuvo una pensión de por vida (30 pesos) y existe una nave – una patrullera– que lleva su nombre.
Por último, pienso que el cuerpo sacado desde la pampa no corresponde a nuestro héroe de guerra. El hombre del ataúd es alto y de edad mediana. Domingo, un niño que aún no alcanzaba su máxima estatura.
El cuerpo de Domingo Johnson debió haber sido sepultado a un costado del Cementerio de Grau. Se le debió haber colocado una cruz de madera solitaria. También alguien debe haber grabado como postrer homenaje sobre su cruz la palabra “Chile” con una cortapluma.
Existe constancia que en dos ocasiones durante el siglo XIX se trató de hacer una cripta en el lugar donde fueron sepultados estos combatientes de la Guerra del Pacífico. La primera fue el mismo 9 de octubre de 1879, cuando “el padre Madariaga comenzó a recoger inscripciones para elevar un mausoleo que cubra el lugar”. Así lo señala el Almirante Riveros cuando describe las exequias de Grau en su informe. Y también así lo señala el oficio que envían los vecinos mejilloninos al Vicealmirante Latorre para preguntarle por la cruz de madera “…quisiéramos saber a quién pertenece para hacer una cripta”.
Nunca se hicieron las criptas proyectadas. Ni en el siglo XIX, ni el siglo XX ni ahora. Es más… incluso se ignoró una solicitud para que tal lugar fuera declarado “zona patrimonial” y se autorizó la construcción de una empresa.
Pero nunca es tarde. En estos momentos hay una solicitud para convertir el sitio en “monumento nacional”. Mientras tanto, en un incógnito lugar de la pampa mejillonina descansa el cuerpo de un niño héroe que se inmoló en Angamos y cuyo recuerdo la historia no quiso recoger.
* Nació en Antofagasta el 5 de febrero de 1961, trasladándose a Mejillones en 1966, donde radica hasta la actualidad. Participó en la fundación de los grupos «Génesis Poético» de Mejillones (1976), que posteriormente se denominó Escuela Literaria «Azotacalles» y también estuvo en la fundación de «Salar de la Poesía», (Antofagasta – 1977), que aún subsiste como «ASEN»-. A fines de la década de los 70 obtuvo mención honrosa en los Juegos Sabellianos (Antofagasta 1977) y primer lugar concurso nacional Secretaría Regional de Gobierno (1979). En su última participación en concursos obtuvo mención honrosa en Cuentos de la Pampa (El Mercurio-SQM), con el trabajo titulado «El cintillo de Josefa». Ha aparecido regularmente en diversas antologías que incluyen poetas de la Segunda Región, como «Poetas de Antofagasta 1988» de Carlos Olivarez, y «Poetas del Norte» de Juvenal Ayala. Ha participado en instancias asociativas de escritores, como lo fue el «Mundo de la Cultura» en La Serena, décadas 80 – 90, y el Congreso de Escritores del Norte que se realizó entre el 2000 y 2002 en Calama.
ESTIMADOS COLEGAS , LUCHADORES INCANSABLES EN LA INVESTIGACIÓN HISTÓRICA, LOS FELICITO POR ESE ARDUO TRABAJO QUE USTEDES EJECUTAN PARA HONRAR LA MEMORIA DE AQUELLOS HÉROES PERDIDOS EN EL TIEMPO, EN QUE CHILE ESTUVO EN CONFLICTO EN 1879.
ES UN DEBER DE NOSOTROS COMO CHILENOS PONER EL NOMBRE DE AQUELLOS HOMBRES Y MUJERES OLVIDADOS DE LA GUERRA DEL PACÍFICO PARA QUE SE CONOZCAN Y VALIDEMOS SU ARROJO, SU VALENTÍA POR NUESTRA BANDERA Y SUS VALORES.
LES SALUDA
NÉLIDA BAROS FRITIS
ESCRITORA DE COPIAPÓ
Querido amigo, gracias por compartir estos hechos que enaltecen la historia de la patria , muchas veces tan dejados de lado, por no importar el personaje que la escribió en vivo.
El año pasado, por este mismo medio, yo recopilé algunos antecedentes de un soldado que participó y murió en el heróico Combate Naval de Iquique, su nombre era: JUAN PONCE P., porque tampoco fue recordado jamás; es el último personaje inscrito en el Mausoleo a estos héroes, en Valparaíso.
Siempre tendremos patria mientras los historiadores nos recuerden estos hechos.
NUESTRO HEROES JAMAS MORIRAN MIENTRAS VIVAN EN NUESTROS CORAZONES