Sergio Godoy Galleguillos*
Que un hijo y nieto de mineros se enorgullezca de haber nacido en el pueblo —a manos de parteras— es poco relevante. Lo valioso es inquietarse por hurgar su pasado, el porqué de su nombre, fecha de fundación y las primeras familias que habitaron “Lambert”, bendita lonja de una sola calle, pueblo legendario, cuna de músicos, deportistas y bellas mujeres y su antigua Estación usada por las máquinas a vapor (carbón coke, 1862) por el gringo Lambert para el acarreo de minerales y, luego, el tren longitudinal, que a partir de 1906 dio vida a los villorrios del Norte Infinito, hasta el golpe militar, en que fueron vilmente rematadas, por la Ferronor.
Esta Estación debe su nombre al ingeniero francés Charles Saint Lambert, llegado a Copiapó en plena reconquista (1817). Allí, fracasan sus intentos, (por incumplimiento económico con M. A. Matta) deriva a Coquimbo ahora contratado por la Cía Minning Asociation, y dateado por pirquineros que aseguraban que el cobre, oro y plata abundaban por “reventones”, en rededor. Lambert constata —in situ—serias deficiencias técnicas en laboreos y ensaye de minerales y su olfato empresarial le lleva a conseguir un préstamo al Gobierno para comprar resacas a precio de “huevo”, al potentado serenense Don Bernardo del Solar, en el ingenio de Huamalata y acarrearlas hasta Guayacán, para instalar allí su primera fundición en 1830.
Sus primeros intentos fueron conocer el “Cerro del Brillador” en total sigilo y realizar pruebas al interior del pueblo, en un lugar llamado “La Fundición”, mina Campanil y, luego, frente al pueblo -hay vestigios-, donde obtiene relucientes lingotes enfriados en arena, acarreados en tropas desde la mina “La Fortuna”, al fondo de la quebrada “Santa Gracia”, hacia La Compañía.
Si mi teoría se comprueba: el Pueblo de Lambert, la Usina de Cía. Alta y el hombre de Cobre (Indio Chuco, precolombino encontrado en 1899, por otro Francés, Monsieur Bidot), sus hornos en Guayacán, el trabajo con técnicas y personal Europeo, la formación de un establecimiento marítimo y prever la necesidad de establecer vías de trenes para el acarreo de minerales desde Lambert a Cía. Alta, Huamalata y Tamaya, hasta el incipiente puerto de Tongoy, se convierten en la génesis de la siderurgia del cobre en A. Latina.
Fueron características las altas chimeneas de los de reverberancia, en Guayacán que llevaron a convertir a Chile en primer productor mundial de Cobre (1870).
Sin duda alguna. Lambert fue un innovador, ya que junto a sus máquinas a vapor introdujo 8 hornos de reverbero y martillo laminador en su Usina secreta de Cía. Alta, introdujo también el uso del ácido sulfúrico, para tratamientos de minerales, e incluso, pretendió desviar el río Elqui para el acarreo de lingotes en sus lanchones hacia el puerto; pero su gran contribución, sin duda alguna, fue pedagógica, al contratar al sabio Polaco Ignacio Domeyko (1838) y establecer la cátedra de Mineralogía en el Instituto departamental de Coquimbo y, luego, U.T.E. Por sus méritos Domeyko, fue derivado a la Universidad de Chile, Santiago de la que fue su rector.
* Nació en La Estación de Lambert en 1949, pueblo legendario y minero, génesis de la siderurgia del cobre en Latinoamérica, ubicado al noreste de La Serena. Estudio en el liceo Gregorio Cordovez y pedagogía para la ENU en la Universidad de Chile, sede La Serena, hasta el golpe militar. Impulsor de acciones culturales en el sector popular de Las Compañías, donde Gabriela Mistral editara sus primeros textos. Ha sido publicado en diversos diarios y revistas, y su obra aparece en el “Libro de Oro de la Poesía Regional” (1998). En el año 2000 ganó el Tercer Lugar en el “Concurso Nacional, Juegos Florales de Vicuña”. En el 2006 obtiene el Primer Lugar en el concurso de “Mitos y leyendas” de Las Compañías (La Serena). Su obra aparece en “El Burro del Diablo, Arqueo de la poesía contemporánea de la Región de Coquimbo” (Ediciones de la Universidad Católica del Norte, 2008); “Madriguera de Palomas, Poesía contemporánea de La Serena” (Ediciones Volantines, 2013). Ha representado a La Serena en diversos encuentros latinoamericanos de poesía, entre ellos: Chañaral (2007), Mendoza (2008), Filsa, Santiago (2015) y San Juan (2016). Obtuvo el “Premio poesía inédita, Stella Díaz Varín” (2017) de la Ilustre Municipalidad de La Serena.
Se las trae nuestro poeta y socio de SALC.