Se trata de un sinnúmero de biografías de vecinos de La Serena, desde 1544 a 1955, donde se aclara la importancia de algunas instituciones locales en la formación de sus hijos más prestigiosos, como son el Liceo Bicentenario Gregorio Cordovez y el Seminario Conciliar. Fundamentalmente, queda de manifiesto la importancia de La Serena y sus hijos, en la construcción de la República. Esta obra vuelve a dejar claro el tremendo aporte de Fernando Moraga Acevedo al patrimonio regional y nacional, ya que recupera del olvido a tantas figuras señeras y pone valor a otras.
Al morir repentinamente Fernando Moraga Acevedo, este texto estaba en proceso y el archivo original se ensambló con otras biografías, por lo que se trata de una obra en que el autor trabajaba en lo contemporáneo. El historiador Joel Avilez Leiva, reconstruyó los archivos compuestos de muchas anotaciones manuscritas del mismo autor, afanándose exhaustivamente en completar esta investigación de difícil entramado. De allí, que la edición de esta obra duró varios meses.
En la introducción de este libro, el historiador Joel Avilez Leiva, dice: “El período comprendido entre estos hechos (fundación, destrucción, refundación y colonia) y los que enmarcan la actuación de los corsarios británicos en el siglo XVIII, cuya violenta acción ejerció una notable sugestión hereditaria en la psiquis de la ciudad y su puerto, y la relevancia de los primeros vecinos, es quizás una de las fortalezas más elocuentes de “Gente de La Serena”, ya que, como explica Moraga, “hay algunos nombres que permiten rescatar datos para el ordenamiento de autoridades y personajes del Cabildo, institución que vio perderse sus libros capitulares por el incendio que los piratas consumaron en 1680”. Curioso, pues, es el mismo vacío en la historia que Manuel Concha Gajardo se había propuesto llenar, logrado parcialmente en su obra decimonónica. El hombre común y de pueblo, el minero de “macho y mano”, el hombre de negocios, el gañán, el peón, el comerciante y el oligarca terrateniente, todos confluyen aquí, en una sola unidad heterogénea, propia de una urbe orgullosa como lo fue y es La Serena. Es decir, pone en relevancia a los “Grandes Hombres” que construyen la historia, al decir de Sydney Hook, el hombre singular y el hombre provocador de hechos. Es así, como en estas páginas se encuentran actores y cultores de las ciencias liberales, haciéndose eco de los preceptos de Vitrubio, el gran arquitecto romano que definía éstas como: la gramática, la filosofía, la medicina, la astronomía, la perspectiva, la historia, la anatomía, el diseño y la aritmética. Materias que cada persona culta debía conocer y dominar, sin por esto ser necesariamente eruditos”.
Arturo Volantines, señala respecto al libro “Gente de La Serena”: “Este era un archivo mecanoescrito y manuscrito, lleno de correcciones, apuntes y agregados en los márgenes. Fernando Moraga Acevedo avanzaba en lo contemporáneo de la obra cuando le abrazó la muerte (1933 – 2010). En el momento de su deceso, inesperado por cierto, laboraba en varios textos más: investigaba, dibujaba, escribía cotidianamente en diario local y participaba activamente en SALC y SPPMG. En esos mismos días, le habíamos encargado la biografía de Jacinto, hermano del autor de Crónicas de La Serena (1871), Manuel Concha. Don Fernando nos había hablado del archivo, y esperaba que lo publicáramos. Nos dimos cuenta, rápidamente, que faltaban muchos hombres y mujeres destacados de la ciudad. Por ello, se trata de un archivo inconcluso. Sin embargo, al cuidado de Joel Avilez Leiva, se logra ver mejor el aporte incuestionable a la historiografía local y nacional; además, puede advertirse la tremenda legión de hijos fidedignos o avecindados en La Serena, aportados al ethos del Norte Infinito. “Gente de La Serena” es un texto de biografías breves, novedosas y sorprendentes, pero también de corpus de aprendizaje del patrimonio iluminando la tremenda potencialidad de nuestra ciudad, que ha sido comparada con la Pompeya Romana (Gabriela Mistral) o con la Ciudad Luz de Rimbaud”.