(Se conserva la ortografía original)
HONORES FÚNEBRES: A las 8 ½ de la mañana de hoi fueron conducidos al cementerio los restos del señor Pedro Pablo Muñoz. Antes de esa hora llenaba ya las avenidas i alrededor de la casa mortuoria gran concurrencia de personas de toda clase edad, i condición, que deseaban acompañar en su último viaje al que fue durante su vida un verdadero padre del pueblo.
Poco antes de las 8 se dirijió a la casa mortuoria a la Sociedad de Artesanos, que había citado oportunamente a todos sus miembros, i a la que pertenecía el señor Muñoz.
Llegaron al mismo tiempo allí, la Sociedad de Artesanos i una numerosa comitiva que había venido, en tren espreso, de Coquimbo.
A la hora indicada el ataúd fue conducido por los deudos más inmediatos del finado hasta la esquina de la Intendencia i colocado en el carro de la cuarta compañía de bomberos artísticamente arreglado para este objeto.
Hecho esto, se emprendió la marcha yendo en pos del cerro los deudos i muchos amigos del señor Muñoz; las bandas de música tocando marcha fúnebre; continuación el señor Intendente, miembros de la Ilustre Municipalidad i miembros de la Ilustrísima Corte, el Gobernador de Coquimbo i Municipalidad de este Departamento, la Sociedad de Artesanos i finalmente un numeroso concurso de personas de lo más respetable i selecto de la sociedad de La Serena.
Abrazaba el cortejo fúnebre, además del número de séquito de personas que fueron a pie hasta el cementerio una estencion como de cuatro cuadras ocupadas por todos los carruajes, tanto del servicio público como particulares que existen en La Serena.
Así se llegó al cementerio en cuya capilla tuvieron lugar los oficios fúnebres procediéndose en seguida en la inhumación de cadáver.
Toman la palabra el señor Carlos Federico Cifuentes, en nombre de la Sociedad de Artesanos i los señores Saturnino Mery i Juan Gualberto Rojas.
La Manifestación de condolencia que la sociedad de La Serena, en general, ha hecho hoi día a los restos del respetable caballero señor Pedo Pablo Muñoz es la espresión más elocuente del aprecio que por él se tenía a la vez que ha traducido fielmente el sentimiento ha causado su muerte.
Damos a continuación los discursos fúnebres que se pronunciaron al borde de la fosa, como un justo homenaje al digno ciudadano i notable hombre público, que acaba de bajar la tumba.
El señor Carlos Federico Cifuentes
Señores: Un penoso e ineludible deber, me trae al borde de esta tumba. En presencia de este escojido i numeroso acompañamiento, vengo a depositar sobre estos helados restos, una ofrenda de eterna gratitud, a tejer con los méritos de un laborioso ciudadano, la corona más pura i brillante que La Serena la provincia en general dedican hoy a quien fue don Pedro Pablo Muñoz.
Don Pedro Pablo Muñoz ya no existe, sólo quedan sus obras que son más que suficientes para eternizar su recuerdo.
Conocido son todos, señores que me escucháis, los beneficios que desde años atrás ha venido recibiendo esta importante provincia de mano de gran benefactor que hoi desaparece para siempre del generoso i desprendido caballero que ponía su fortuna i su inteligencia en bien de todo lo que significaba adelanto i progreso.
Instituciones de caridad como la Protectora, lo contaban dentro de sus asociados, como amante de la instrucción del pueblo, era uno de los más poderosos resortes que ponía en movimiento la gran máquina de la ilustración, fundando establecimientos de enseñanza pública, como la Escuela Nocturna, para adultos en los años 1870 i 71 en donde los desheredados de las letras, recibieron como bautismo los primeros rudimentos del saber i que hoi son: o el amparo de una familia o una bella esperanza para la patria.
La Sociedad de Artesanos de La Serena, en cuyo nombre tengo el honor de dirijiros la palabra, lo contaba también entre sus miembros, la que recibió un gran impulso mediante su influencia, ayudando poderosamente al fomento de la escuela que esta Institución sostiene o que hoi llora con lágrimas bien amargas la muerte de sus más entusiastas sostenedores.
La muerte que nada respeta, que cae inexorable sobre la humanidad, ha sorprendido de súbito a un obrero, incansable en la labor, dejando como prueba de su trabajo, bellos planteles que reportaran innumerables beneficios en bien del pueblo que lo vio nacer.
De este temple era el alma del que hoi viene a dormir el sueño eterno de la muerte, dejando así la estela brillante de una vida consagrada al trabajo i de un ejemplo mui difícil de imitar.
Recibid pues, caro ciudadano, el adiós supremo que una Sociedad agradecida, viene con el corazón lacerado a tributar sobre vuestros últimos despojos.
El señor Saturnino Mery
Señores: El más humilde levanta su voz, entre los ecos del dolor, de duda i de esperanza, no para llorar la fe perdida antes de tiempo, sino para quemar incienso justo i desapasionada ante esa tumba próxima a recibir los restos de un ciudadano inminente.
El roble levanta su copa orgullosa desafiando con su prepotencia talla a las nubes que se ciernen sobre el espacio pero se desencadena la tempestad i el coloso cae derribado por el rayo como castillo de arena en abierta i agitada playa. Así ha caído existencia vigorosa, alma i vida de la actividad infalible, que se llamó en la tierra Pedro Pablo Muñoz.
El que habla, alejado de su esfera de acción, puede, con conocimiento de causa, hacer el panegírico de este patricio, cuya pérdida la historia se encargará de estimar en lo que vale.
Señores: voi a sentar una proposición exacta: Recabarren en el sur i los Matta i los Muñoz en el norte, han sido apóstoles de una idea, perseguidores incansables de un sistema de administración que propende el bien público, bienestar de las masas, a la grandeza i a la fortuna de la Patria.
Pero cupo a la fatalidad derribar una de esas figuras en los momentos en que el calor de su mente organizadora y entusiasta se desarrollaba proyectos cuya significación práctica era de progreso y adelanto para La Serena i la provincia.
Doloroso es cuando el corazón sufre con las amargas consideraciones del destino humano, estar al lado de una tumba dando el último adiós a un ser cuya mano se ha apretado con cariño en la tierra. Pero el sentimiento encuentra cautivo, cuando se trata de una persona cuya norma de conducta en la vida fue ésta: trabajo, patriotismo, igualdad i libertad.
Señores al fallo de la historia queda sometida a la grandeza de alma de ese ciudadano de quien queda sólo sus restos venerados; i al fallo de esa niveladora de todas las aspiraciones i de los hechos del hombre, me atengo para sentar el precedente de que el señor Pedro Pablo Muñoz sirvió a su patria en cuanto pudo i ha merecido bien de ella en muchas de las múltiples i variadas manifestaciones de la actividad humana.
El señor Gualberto Rojas
Señores: no extrañáis que mi humilde voz se levante ante la sombra de ese cadáver.
¿A qué se ha dado cita aquí todas las clases sociales de La Serena i Coquimbo? Ah que este ataúd encierran un noble corazón que deja de latir.
¿Quien es él? el obrero infatigable del trabajo que espuso su fortuna en las distintas empresas de la industria minera i agrícola ¿Quién es él? El Diputado por el departamento de Coquimbo que viendo su esclarecida inteligencia le dio sus votos, como representante ante el presente Congreso.
Ah ¡Señores sería necesario la elocuencia de un Mirabeau para describir a grandes rasgos el valor de ese corazón que deja de latir. Pero ¡Gran Dios! Tú que velas los destinos de la humanidad, recibe esa alma destinándole el lugar a que ésta llamado a ocupar. Ser inanimado. Adiós!