He aquí una obra casi desconocida para muchos, incluidos sesudos y renombrados historiadores dedicados a recorrer el pasado de la educación en Chile, en particular aquella que se refiere al renombrado Liceo de Hombres de La Serena (1821-1998), y que suple con creces los deseos de muchos ex–alumnos —entre los cuales me incluyo—, deseosos de zambullirse en la notable trayectoria que le ha sido tan propia[1].
Si bien sus contenidos abarcan un período que se inicia desde su fundación, alcanzando, a duras penas, hasta el año 1900. Su autor, Abraham Vera Yanattiz, profesor del Liceo por aquellos años, basó su estudio en los archivos conservados y cubiertos de manera conveniente y con esmero por sus directivos, los que se mantenían empastados en su biblioteca, una de las más importantes existentes al norte de Santiago, hasta que la demolición del viejo edificio, terminó con ella, tras ser arrumbada en el tercer piso del edificio construido durante el llamado “Plan Serena”, propiciado por su ex–alumno y Presidente de la República, don Gabriel González Videla durante su mandato[2].
Recién, a comienzos del siglo XX, distinguidos ex–alumnos escribieron sus vivencias en su paso por el plantel que fuera, durante más de un siglo, un verdadero ejemplo para muchos establecimientos educacionales del país, debido a su larga y fructífera acción educativa. Fundado un 7 de abril de 1821, por Decreto Supremo firmado por don Bernardo O’Higgins, señaló la senda que deberían recorrer los futuros liceos y colegios de Chile. No era para menos; se trata del segundo más antiguo del país, tras el Instituto Nacional, que fuera su espejo y guía durante muchos años[3].
A mediados del siglo XIX, surgieron las primeras obras referidas al Liceo. Tanto el cronista Manuel Concha como el escritor copiapino y ex–alumno, José Joaquín Vallejo, conocido como Jotabeche, se refirieron al ya viejo establecimiento[4]. Más adelante, a comienzos del XX, los ex–alumnos Tomás Zenteno (1918), Santiago Marín Vicuña (1935) y Julio Montebruno (1947), hicieron otro tanto, aportando con sus recuerdos liceanos[5].
Para agregar un dato más, destinados a enriquecer a estos “Apuntes para la Historia…”, debo consignar el hecho que me tocó en suerte dirigir 5 Memorias para optar al título de Profesor de Historia y Geografía, otorgado por la Universidad de La Serena, destinadas a la indización y análisis —en estos casos de temas concretos— basados en la documentación que tuvo a la vista el autor para escribir este libro[6].
Ahora, es el turno de referirnos a la persona del Profesor Abraham Vera Yanattiz[7].
Nuestro autor, nació en la ciudad de San Felipe un 25 de junio de 1881, siendo sus padres Abraham y Francisca, más tarde casó con Carmela Molina, (tres hijas).
Realizó sus primeros estudios en el Liceo local, para ingresar más tarde al Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, obteniendo el título de Profesor de Historia y Geografía en 1900. Probablemente fue allí en donde se relacionó con alguna de las logias masónicas santiaguinas. Durante un tiempo, ocupó el cargo de Director de Escuelas Primarias en la capital. Ese año ingresó como profesor e inspector en el Liceo de La Serena hasta 1905. Tal como señala en la introducción de su libro, se dedicó a darle forma a su labor:
“En el libro que hoy se da a luz, y que con anterioridad se publicó en las columnas del diario local El Comercio, no debe buscarse, por consiguiente, sino la sana intención de coadyuvar, de la manera que me fue posible, a la magna tarea emprendida por el malogrado Dr. don Manuel Barros Borgoño”.
No deja de ser interesante que este profesor, venido de lejos, se haya sumergido en los archivos existentes en el Liceo, a solicitud del rector del establecimiento, Don Eliseo Peña Villalón, y darse el trabajo de revisar toda aquella papelería, a objeto de elaborar, basado en sus contenidos, el libro que hoy renace para constituir un eslabón más del pasado de nuestra ciudad y para la historia de la educación en Chile. Su carrera lo llevó a recorrer un sinnúmero de ciudades, como lo señala su curriculum.
No está demás agregar algunos comentarios a su obra, que en nada la desmerece. Seleccionó de preferencia algunos temas, desarrollándoles con mayor extensión. Tal fue el caso de los “desencuentros” entre la Iglesia y el propio Liceo, en particular con el obispo Manuel Orrego con el rector del establecimiento, don Pedro José Gorroño[8], comentarios acerca de los planes de estudio, presupuestos, nombre de profesores y cambios en la estructura. Otro detalle, que nos llamó la atención, fue la ausencia de alguna referencia acerca de la Guerra Civil de 1891, la que sacudió gravemente la infraestructura del establecimiento, materia que se encuentra en los documentos por él analizados[9]. Así, por ejemplo, nada señala de los acontecimientos ocurridos. El Liceo fue ocupado como cuartel por las fuerzas del gobierno de Balmaceda, provocando graves daños en su mobiliario.
El Rector del Liceo, a comienzos de este cruento acontecimiento, don Felipe Herrera, fue “discontinuado” por el gobierno de Balmaceda, nombrándose en su cargo a don Agustín Zavala M., Rector del Liceo de Iquique[10] Felipe Herrera, restituido en su cargo, se ocupó de confeccionar la lista de aquellos funcionarios y profesores “Balmacedistas”, para exonerarlos: 1. Bartolomé Blanche, 2. José Dolores Torres Pintó, 3. Ramón Pairoa, 4. Guillermo Escribar, 5. Emiliano Cavada, 6. Guillermo Espinoza y Antonio Viera Gallo. Bernardo Ossandón, quien fuera uno de los primeros en serlo, fue recontratado. Herrera, a su vez, fue nombrado como encargado de denunciar a los “revolucionarios” más connotados de la ciudad. Tal vez, en su calidad de miembro de la masonería, Vera Yanattiz hacer “mutis por el foro” acerca de un tema tan escabroso y de reciente data. Otro detalle que se le escapa, tan importante para el futuro desarrollo del establecimiento, fue le eliminación de la Carrera y estudios de la Minería, iniciada por Ignacio Domeyko, a quién le dedica varias páginas con evidente admiración. Pero por D.S. N°339 del 26 de agosto de 1887, firmado por el presidente Balmaceda y su Ministro de Obras Públicas Don Pedro Montt, se le cercenó al Liceo definitivamente lo que fuera una verdadera carrera universitaria, dando así, vida oficial a la Escuela de Minas de La Serena, tema que tampoco aparece resuelve en su libro[11].
Para terminar, estos “Apuntes para la Historia…” ahora recuperada para la historia de un establecimiento que fue modelo en su época, merece la mayor atención, no solo para serenenses, educadores o alumnos del Liceo. Contiene rica documentación que difícilmente podrá ser consultada. Pero, como señala su autor, en la introducción de su obra:
“Podrá quizá aprovechar de estos Apuntes aquél que más tarde, con más conocimientos y aptitudes, quiera escribir la historia del Liceo de La Serena, interesante como lo es la de todo establecimiento de educación que ha ensayado las diversas reformas que entre nosotros se han hecho en la enseñanza”.
[1] Solo una breve mención aparece en la obra La Educación en Chile de Sol Serrano, Macarena Ponce de León y Francisca Rengifo: Editorial Aguilar, 2 Tomos, Santiago 2012. Para el tema de la Educación referida al Liceo. Véase de Vera Ch., Ruth y Solano V., Enfoque Regional de la Educación en Chile. El Instituto de San Bartolomé de La Serena. Memoria de Título, Facultad de Humanidades, Departamento de Educación, Universidad de La Serena 1984.
[2] Paradojalmente, me tocó rescatar alguno de ellos de la basura, durante el año 1980, junto a otros libros de su biblioteca, una de las más importantes al norte de Santiago, cuando, junto a otros funcionarios del Museo Arqueológico de La Serena, al enterarnos que libros y papeles eran sacados en carretillas, para ser botados y/o vendidos al mejor postor, procediéramos a salvar un lote importante. Una parte de ellos, estaba conformada por un conjunto correspondiente al archivo del establecimiento. Para entonces, sus libros y otros materiales que constituían su antiguo acervo acumulado durante años, había sido arrumbada en el tercer piso del entonces edificio correspondiente al pensionado de internos del establecimiento, hoy parte central de salas y dependencias administrativas del Liceo. Lamentable pérdida, puesto que fue razón que muchos y valiosos ejemplares pasaran a formar parte de bibliotecas personales o, simplemente, en el basurero local. Por fortuna, las actuales autoridades del Liceo, (ahora con matrícula mixta), comenzaron a rescatar lo que se salvó después de años del olvido, aquel patrimonio histórico, representado por sus libros, fotos, antiguo material didáctico y parte de su archivo.
[3] Véase de Ampuero B. Gonzalo, Araos O., Elías y Rodríguez O., Arturo el documento: Expediente importantísimo. Contiene la documentación de la Testamentaria de don José Arviña y la aplicación de la Casa de Ejercicios en favor del Instituto Literario de esta Provincia. En Fondo Documental del Museo Arqueológico de La Serena 1981. Curiosamente, este documento llegó a manos del Museo por donación y nunca constituyó parte del archivo del Liceo.
[4] Véase de Manuel Concha: Crónica de La Serena. Desde su fundación hasta nuestros días. Imprenta La Reforma, La Serena, 1878 (existen varias ediciones); Vallejo, José Joaquín. Artículos de Costumbres. (1841-1847). Editorial Zig-Zag, Santiago 1950, página 107. Jotabeche, en su artículo, recuerda con emoción su paso por el Liceo.
[5] Zenteno, Tomás: Cartas sobre los primeros años en el Liceo de La Serena. En Revista Chilena de Historia y Geografía, Tomo XXVIII, N°32, Santiago, pps. 178 y siguientes, 1918; Marín Vicuña, Santiago: Nuestros Ingenieros. Editorial Nascimento, Santiago 1935; Montebruno, Julio, Mi niñez y adolescencia en La Serena. En Revista Chilena de Historia y Geografía, Números 109-110, 1947 y, de preferencia, el libro de nuestros condiscípulos Herman Zepeda F.: Notas para una historia del Liceo de Hombres de La Serena. Editorial Platero, Santiago, 1998 y Alfredo Apey con sus fotografías (MS).
[6] COBO C., Gabriel y PACHECO P., Manuel: Catalogación e Indización del Boletín Oficial del Instituto Departamental San Bartolomé de La Serena. Memoria para Optar al Título de Profesor de Historia y Geografía, Universidad de La Serena, 244 pp. La Serena, 1988. (MS). OPAZO S., Orquídea: Administración Económica del Instituto Departamental de San Bartolomé de La Serena. Memoria para Optar al Título de Profesor de Historia y Geografía, Universidad de La Serena, 178 pp. La Serena. (MS). AREYUNA L., Patricio, HERNÁNDEZ A., Ramón, MOLINA C., Víctor y VERGARA A., Rolando: Evolución Curricular del Liceo de Hombres de La Serena. Estudio Histórico. 1882-1890. Memoria para Optar al Título de Profesor de Historia y Geografía, U. de La Serena., 260 pp. La Serena 1989. (MS). BRUNA A., Ana María, ÓRDENES V., Elizabeth, PASTÉN S., Lorena: La Crisis de 1891: Un paréntesis en la Historia del Liceo de Hombres de La Serena. Catalogación e Indización del Archivo del Liceo, años 1891-1890. Memoria para Optar al Título de Profesor de Historia y Geografía, Universidad de La Serena., 233 pp. La Serena, 1991. (MS). MOLINA G., Sandra, ARRIAZA F., Manuel: Relaciones entre la Iglesia y El Estado en el siglo XIX (Catalogación e Indización del Archivo del Liceo, años 1871-1880). Memoria para Optar al Título de Profesor de Historia y Geografía, Universidad de La Serena. Alumnos. 275 pp., La Serena, 1993. (MS). Estas “Memorias” como tantas otras, merecen ser publicadas alguna vez, por su aporte a la historia Regional.
[7] Parte importante de los datos obtenidos para realizar, apenas, un esbozo de la biografía del autor, se encuentran en el Diccionario Biográfico de Chile, cuyo autor Pedro Pablo Figueroa publicó en sendas ediciones. En este caso se trata de la 8ª, datada en 1952, (Empresa Periodística Chile, Santiago) páginas 1315-1316, dato obtenido gracias a nuestro editor, Arturo Volantines R. Revisar el currículum y las obras publicadas por Vera Yanattiz es sorprendente, pues ha pasado desapercibido por los historiadores de la educación en Chile: Profesor de Historia y Cosmografía de los liceos de hombres y de niñas en San Felipe hasta 1908, Profesor y Bibliotecario en el Liceo de Viña hasta 1914; Subdirector del Liceo Comercial de Arica y luego director del mismo hasta 1917; Director del Instituto Comercial de Antofagasta hasta 1927; Profesor del Liceo de Hombres de Copiapó hasta 1932; Rector del Liceo de Quillota hasta 1946, en donde obtuvo su jubilación. El 14 de abril fundó El Liceo Coeducacional de Limache, manteniéndose como su Rector hasta su muerte. Fue Director de La Prensa en San Felipe; Director del periódico El Ferrocarril de Arica y Corresponsal del Mercurio de Santiago. Súmese la obra que ahora se reedita, Textos del Álbum de Viña del Mar, Recuerdos fotográficos de esta ciudad y breves reseñas de su progreso, Sociedad Imprenta y Litografía Universo de Darío Risopatrón Barros M., 1913; Homenaje de San Felipe al señor D. Diego Barros Arana, con motivo de su fallecimiento ocurrido el día 4 de noviembre de 1907. Sociedad Impr. y Litografía. “Chile, 1908, San Felipe; Labor Educacional Chilena en Arica, Imprenta y Litografía Universo, Santiago 1924 y otros aún en penumbras.
[8] Al respecto, véase el desarrollo del este tema en la Memoria citada de Moira G., Sandra y Arriaza F., Manuel: Relaciones entre la Iglesia y El Estado en el siglo XIX (Catalogación e Indización del Archivo del Liceo, años 1871-1880), 1993.
[9] Véase el detalle de esta situación, perfectamente documentada en la Memoria de Bruna A., Ana María, Órdenes V., Elizabeth y Pastén S., Lorena: La Crisis de 1891: Un paréntesis en la Historia del Liceo de Hombres de La Serena. Catalogación e Indización del Archivo del Liceo, años 1890-1891. Memoria para Optar al Título de Profesor de Historia y Geografía, Universidad de La Serena. 1991. Las disputas llegaron hasta el límite en que el Obispo publicó en las puertas de la Catedral los nombres de los profesores que no asistían a Misa.
[10] Agustín Zavala, a su vez fue removido de su cargo por orden de Felipe Herrera, recontratado por el nuevo Gobierno, reiniciado por los “Congresistas”. En el listado de los rectores del Liceo que transcribe Vera Yanattiz, su nombre no aparece entre ellos.
[11] Véase el libro La Escuela de Minas de La Serena. Derrotero de sus orígenes (Claudio Canut de Bon, Editor), particularmente los aportes de Ampuero B., Gonzalo: La enseñanza de la minería en La Serena y de Canut de Bon Urrutia, Claudio: La Escuela de Minas de La Serena, Editorial de Norte, La Serena 1987.
* Gonzalo Ampuero Brito, es profesor de Historia y Geografía, con especialidad en Arqueología (Universidad de Chile, 1965). A partir de 1966, su labor se ha concentrado en el Museo Arqueológico de La Serena (DIBAM), primero como jefe de laboratorio y a partir de 1977 en el cargo de director, el que ocupó hasta 1998. Ha sido profesor–investigador de las Universidades de Concepción y del Norte, sede Arica (1972-1976). En 1989 ganó una Beca Fulbright como profesor visitante de la Universidad de Cornell (USA). Entre 1998 y hasta febrero de 2007 cumplió funciones como secretario ejecutivo del Consejo Regional de Monumentos Nacionales. Autor de numerosas monografías y artículos referidos a la Arqueología y la Historia del Norte Infinito en revistas especializadas en Chile y el extranjero, es además cronista y columnista del diario El Día de La Serena y profesor de las Cátedras de Patrimonio e Historia de la Cultura en la Universidad de La Serena.