En este periodo de confinamiento hemos ido participando en diversos sitios de índole patrimonial y conversatorios, referidos a la historia de Coquimbo, en los cuales, se añora el pasado esplendoroso que tuvo esta ciudad-puerto y la queja continua de que el patrimonio material e inmaterial se va perdiendo ya sea, por no entender lo que significa o por desidia, pese a los intentos que han realizado ciudadanos a través del tiempo para evitar esta situación.
Recordemos que la impronta de Coquimbo es su vocación marítima, su Club Deportivo Coquimbo Unido y su fiesta de “La Pampilla” en el terreno comprado por las generaciones pasadas para el uso y usufructo de las generaciones venideras.
De allí, que con tristeza hemos apreciado en las últimas semanas como las autoridades municipales se han esmerado en facilitar y acompañar a la solicitud de los locatarios del ex – mercado municipal, para solicitar al Consejo de Monumentos Nacionales que, declare el inmueble como patrimonio, siendo que no es ni siquiera el propietario. Pero, no sucede lo mismo con otro sitio qué sí es propietario, nos estamos refiriendo a lo que más se habla y recuerda en la mente y accionar de los habitantes, “La Pampilla” que, por años se ha solicitado que se tramite su protección y no se ha querido realizar. Traigo a la memoria la carta del 25 de junio de 2007 dirigida al Sr. Alcalde y Concejales de la época por Instituciones diversas de la comunidad, pidiéndoles que como propietarios y para apurar el trámite ante el Concejo de Monumentos Nacionales, entregaran el patrocinio a la solicitud de declaratoria patrimonial del sector de “La Pampilla” y nunca se obtuvo.
Esperamos que se recuperen los terrenos que se han enajenado o entregado en concesión y que pertenecen a la compra a través del Club de Leones o retazos adquiridos por el municipio para el mismo fin y que las próximas autoridades se comprometan de una vez por todas a asegurar esos terrenos y no estar todos los años sufriendo por las eventuales pérdidas de terrenos y más aún en las actuales circunstancias en que está las arcas municipales.
Esta fiesta tradicional del coquimbano va a ser diferente este 2020, en que estaremos confinados en nuestras casas, pero también nos ha servido para apreciar la belleza de la naturaleza en dicho sector, que a más de algún foráneo le he escuchado “y para que pelean por ese peladero”, y hoy, ese peladero es una maravilla en una ciudad que no tiene espacios de esparcimiento y de recreación.
Finalmente hacemos un llamado a tomar conciencia de la necesidad de proteger nuestro patrimonio y no solo el sector de “La Pampilla”, sino también todo el bello pasado de Coquimbo para seguir consolidando la identidad coquimbana.