“Ya mi barco se va acercando a la Patria y con él me voy allegando a Valparaíso, a Santiago, a Vicuña y a mi Valle de Elqui. Esta vez yo creo, y voy a pedirle, que se me abrirán las puertas de algunas escuelas y colegios para conversar con ustedes” (08 septiembre 1954).
Lo manifestado en la cita inicial por la poeta, es lo que se debería haber potenciado en la conmemoración de los 80 años de la obtención del premio nobel de literatura, pero vemos con amargura que lo que más se ha estado haciendo es denigrar y distorsionar, colocando temas que no tienen que ver con su obra. Leímos en medios nacionales, la opinión de algunos expertos mistralianos que nos dicen: “Además la Mistral, en mi opinión, es la única poeta chilena que tiene realmente un mundo sobrenatural. Pero de eso no se habla. Es una figura mucho más profunda, compleja…”.
Adán Méndez, expresa que lamentablemente y en eso concordamos que; “hasta el momento no he visto a nadie del ministerio, ni en ningún homenaje oficial, que de la menor impresión de haber leído alguna vez a la Mistral. No tienen la menor idea de lo que significa su obra, o de cuáles son sus temas más importantes”.
Don Matías Rivas, que es poeta y escritor, nos dice que; “esta sorprendido: “Todos los gobiernos, desde que tengo memoria, se han apropiado de la figura de Gabriela Mistral. La ocupan como un estereotipo que ilustra algunas de sus ideas. Es una maldición que sufre la pobre Mistral, y que muchas veces atentan contra su lectura, pues la cubren de consignas. Que tristeza, nada más lejos de su personalidad y de su poesía”.
De allí, que es fundamental enfocarse en lo que haría feliz a Gabriela Mistral, es decir, los niños y las provincias (“Cuando observo una actitud de desdén hacia las provincias, me da pena y un poco de rabia”). Que mejor, desarrollar actividades permanentes de aquí hacia adelante como; promover charlas, concursos, implementar bibliotecas no solo en colegios, sino en sedes vecinales, relevando su obra.
Recordemos su pensamiento pedagógico en que nos dice; “Enseñar siempre: en el patio en la calle como en la sala de clases. Enseñar con actitud, el gesto y la palabra”. Debido a que, a través del poder de la educación, se puede alcanzar la paz verdadera, ya que esta tiene la capacidad de transformar las mentes y los corazones de las personas.
Otro aspecto que ella resalta es la pasión fundamental del amor, manifestada de diversas maneras entre madre e hijo, alma y Dios, hombre y mujer.
Esperamos que pasada la celebración de los 80 años del Nobel se trabaje en los colegios, dándole la importancia que se merece y difundiendo su obra en forma seria y respetuosa.