I
Reflexiones sobre la celebración del Sesquicentenario de la Revolución Constituyente en Atacama
Con una sencillez enorme, sin pompa ni lujos, hemos conmemorado los atacameños; los diferentes hitos, que el tiempo ha logrado aglutinar, sobre la gran proeza que en Chile liderara el caudillo copiapino, Pedro León Gallo Goyenechea junto a su familia y apoyado por un gran número de políticos, empresarios mineros, hacendados, intelectuales de la época, más la participación incondicional de los trabajadores de las minas, artesanos y obreros, quienes libraron feroces batallas en pos del ideal, libertario, la Asamblea Constituyente. El levantamiento, que la historia ha reconocido como La Revolución Minera, se inició con mayor fuerza en las dos provincias mineras del norte de Chile, Atacama y Coquimbo. Ciudades y pueblos como, Copiapó, Caldera, Vallenar, Huasco, San José de Tres Puntas, Juan Godoy, Carrizal, Freirina, La Serena, Coquimbo, Ovalle, La Ligua, Quillota, Los Andes, se unían al llamado de los caudillos para hacer realidad el sueño libertario, que las provincias relegadas reclamaban. Otras ciudades, como Rancagua, Talca, San Felipe, Concepción y Valparaíso, descontentas con el sistema gubernamental injusto, prepotente, ciego y obstinado, del presidente Manuel Montt Torres y su Ministro del Interior Antonio Varas, tímidamente adherían a la causa independentista, para derrotar las elites aristocráticas, que se autovalidaban con la constitución portaliana de 1833. No quisimos los verdaderos atacameños, quedar fuera del rol más importante, que la Patria nos ha legado, como es disfrutar con gran orgullo, las efemérides que el tiempo y la historia nos van dejando. Nosotros, los verdaderos atacameños conscientes de la importancia de la fecha, que venidera nos arreciaba, logramos separar los credos doctrinarios, las diferencias de opinión, para unirnos todos en una sola causa. Anecdótica resulta la opción, que el destino tenía para aquellos que amamos los principios libertarios. En la Feria Dominical de Copiapó, se comenzó a gestar la reunión, de los amantes de la historia, de los libros, de las nuevas publicaciones, de las novedades de los viejos y nuevos escritores. El intercambio cultural, más los deseos de iniciar un día, una semana diferente, nos llevan tomar contacto con los investigadores, compiladores, profesores, e iniciar así, una avanzada que nos llevará al éxito que nos propusimos y afrontar con orgullo, los desenlaces de la conmemoración que nos propusimos.
Esta propuesta no fue de un día para otro, ya hacía unos años atrás, que el Doctor en Historia, profesor Guillermo Cortés Lutz, junto al Magíster de la misma carrera, profesor Rodrigo Zalaquet Fuentealba, estaban dando sus opiniones por la prensa, en pos de llevar a Atacama al centro de la actividad histórica, para ello habían creado el GEA, Grupo de Estudios de Atacama, que entre otras, alineaba a las damas profesoras, con mención en historia, Giselle Díaz y María Castillo, más un selecto grupo de estudiantes de la Universidad del Mar, de Copiapó. Ellos tenían supuestamente intenciones de resaltar en el tiempo estas festividades, tal como hicieron alguna vez Guillermo Rojas Carrasco y sus alumnos, en la celebración del Centenario del Descubrimiento del Mineral de Chañarcillo, en 1932; o Carlos Ramírez y su esposa, o Arturo Lois Fraga, o Manuel Magalhaes Medling, y tantos estudiosos que a través del tiempo han querido mantener viva la llama del patriotismo en nuestra región.
El grupo musical “Los del Chañar”, había hecho un lanzamiento de su nuevo disco con música y canciones que destacaban hitos históricos de Atacama, allí se destacaban dos composiciones de gran éxito, creadas por nuestro amigo Guillermo Álvarez Muñoz, que también era un asiduo visitante de las ferias. Allí, siempre se encuentran libros ya desaparecidos, que ayudan a los investigadores en su labor de conocimiento.
En la labor de enganche, usando un típico término minero, se reunían personas como el historiador Osvaldo Ángel; su padre, el novelista Freddy Ángel, el historiador Guido Pizarro Rojas; el culto educador, Director del Liceo, Pedro Troncoso Machuca de Vallenar; don Juan Espinosa, Guillermo Álvarez, que ya nombré y varios otros profesores, que gustan de leer y ampliar sus estudios. En la plaza de Armas de Copiapó, Alejandro Aracena Siares, comenta a los transeúntes las distintas etapas de la vida antigua de Copiapó, para ello se documenta con una gran batería de libros, que le ayudan a cimentar su entretenida charla, con los diferentes oidores y seguidores del fabuloso historial con que cuenta la Región de Atacama. Acertada idea y forma de ilustrar los diferentes segmentos, la de don Alejandro. Sentado, a pleno sol, hace reflexiones y enseñanzas a las personas que le rodean, muy especialmente a los turistas, que ven en él a un personaje totalmente comprometido con la causa atacameña.
En la navidad del año 2007, lancé una propuesta, al tiempo de recordar el Centenario del fallecimiento del gran historiador copiapino, don Pedro Pablo Figueroa Luna, autor de una veintena de libros, entre los cuales se destacan sus obras: Diccionario Biográfico de Chile y la Historia de la Revolución Constituyente. La propuesta, que hice a través de las páginas del diario Atacama de Copiapó, era la reedición de dicho libro, pues me cuento entre los coleccionistas poseedor de este texto y estimo que todos los atacameños deben tener acceso a él.
Lamentablemente, en esta región lo que sobra son piedras, y están en todas partes, incluso en los recintos que deben proveer de cultura y conocimientos a los que no la tienen.
La I. Municipalidad de Copiapó, entregó a don Alejandro Aracena, para que divulgara mejor sus conocimientos, un hermoso Salón de Patrimonio con mobiliario antiguo del Siglo XIX, con espaciosos estantes, para albergar en mejor forma los importantes y costosos libros, que guardan la rica historia de Atacama.
Allí, se comenzaron a entrelazar diferentes e interesantes personas, muy dignas de opinión, como don Gerardo Clap Gallo, ex rector y fundador de la Universidad del Norte de Antofagasta, ahora como Director Gerente de la Fundación Tierra Amarilla, una fundación con proyectos bien interesantes y que serán muy bien acogidos por la comunidad atacameña.
Por estar en un período difícil, pues estamos en tiempo de elecciones de Alcaldes y Concejales, donde todos los administradores públicos están en campaña política, difícil se veía la posible celebración; no había tiempo, recursos, existía ignorancia, poco conocimiento del tema, difícil situación.
El nuevo Alcalde de Copiapó, Maglio Cicardini Neyra, inmediatamente instituido de su nuevo cargo, abre las esperanzas y las puertas de su comuna para abrigar la idea y pone a disposición los medios con que cuenta, y sus administradores, es así como se comienzan a hacer realidad las diferentes ideas de todos los adherentes convocados.
Entre las primeras acciones del nuevo Director de Cultura de la Municipalidad de Copiapó, don Mauricio Seriche, fue reunir los diversos organismos amantes de la historia que dispersos cada uno, no lograban resultados concretos. Fue ahí, donde se formó la Comisión de Celebración del Sesquicentenario de la Revolución Constituyente en Chile.
La Fundación Tierra Amarilla, con su gerente a la cabeza propone hacer un libro sobre el caudillo copiapino, para ello se elige para su escritura al historiador nacional, Sergio Villalobos, nace así la publicación: Pedro León Gallo Goyenechea, Minería y Política.
Este texto, de una exquisita presentación de lujo, cuya edición fue de once mil ejemplares, fue repartido gratuitamente, a los colegios públicos y particulares, y a las bibliotecas de Atacama con ceremonias de gran significado altruista y regional.
Al mismo tiempo la Fundación, fomentaba concursos del saber en la vecina comuna de Tierra Amarilla, entre los estudiantes de diferentes colegios y liceos. Los cursos ganadores de estos concursos, relativos a la Revolución Constituyente, fueron premiados con sendos premios y agasajados con almuerzos, golosinas y paseos en bus, por las diferentes playas de Caldera.
En los últimos días de finalizar el año 2008 fue fundada la Sociedad Patrimonial Pedro León Gallo Goyenechea, presidenta fue elegida la poetisa e historiadora de Atacama, señora Nélida Baros Fritis. Esta iniciativa que fue patrocinada por la hermana Sociedad Patrimonial Pedro Pablo Muñoz Godoy, de La Serena, en homenaje al caudillo y héroe constituyente, político y benefactor de la ciudad de La Higuera; se hizo presente en nuestra ciudad con su Presidente don Juvenal Urízar Alfaro y otros miembros de su directorio; el historiador Fernando Moraga quien hizo una maciza y emotiva exposición, dando a conocer aspectos relevantes, que dan cuenta de su contundente conocimiento. Le siguió la valiosa intervención de Arturo Volantines Reinoso, este último, poeta copiapino, radicado en La Serena, comprometido con la historia, el patrimonio y la literatura de nuestro país, hizo resaltar los valores del temple del minero atacameño, demostrando así su amor por la tierra que le vio nacer.
Entre los aspectos relevantes, que siguieron días después se inauguró el Salón Pedro León Gallo, en la Casa de la Cultura de la Municipalidad de Copiapó, al tiempo de inaugurar una muestra de fotografías, de los caudillos atacameños participantes de la revolución, más una veintena de fotos del prócer Gallo, que fueron recolectadas por mi persona junto al profesor Aracena. En una masiva romería al Cementerio Municipal de Copiapó, fue presentado un documental de gran envergadura, preparado por los miembros del GEA Atacama, en el día del natalicio de Pedro León Gallo. Así mismo, se izó una hermosa Bandera Constituyente, la que debe permanecer desde entonces, flameando, por una disposición especial, del señor alcalde copiapino. La inauguración de una placa recordatoria, la colocación de una bandera constituyente, donde se bautizó con el nombre de Pedro León Gallo Goyenechea, la sala de Lectura, del ex Congreso Nacional, por una iniciativa del Presidente del Senado, don Adolfo Zaldívar Larraín, para perpetuar la memoria del más importante impulsor del regionalismo en Chile. Pedro León Gallo fue Senador por Atacama en 1877. A esta ceremonia, en la capital de Chile donde, ocho de los nueve alcaldes de la Región de Atacama, asistieron, más otras autoridades del país, estuvo llena de simbolismos, donde al fin se hacía justicia, para uno de los nuestros: Pedro León Gallo Goyenechea. En los días siguientes, el doctor en historia, Cortes Lutz, el profesor Zalaquett, daban a conocer a la comunidad, haber encontrado las partituras musicales del himno La Constituyente, del músico Jorge Billet, las que ahora serían agregadas a las letras, que compusiera el gran poeta, Ramón Arancibia, que se había unido a la causa atacameña, en un acto que le dignificó, y la región de Atacama, hoy le recuerda.
Estas fueron entregadas en una ceremonia pública al profesor de música don Mauricio Morales, para ser estudiadas y cantadas con el Coro y Orquesta Sinfónica municipal de Copiapó.
La Radio UDA FM. 96.5 dependiente de la Universidad de Atacama, comenzó a radiar microespacios histórico-culturales, con el nombre de Cronología de la Revolución Constituyente, que fueron preparados por mi persona, y que se radiaron consecutivamente 12 veces al día, durante 130 días. Al mismo tiempo Diario Atacama publicaba diariamente esta cronología en sus páginas interiores.
El día 14 de enero, fecha de conmemoración de la Batalla de los Loros, nuestra comunidad participó activamente, en una ceremonia pública en nuestra Plaza de Armas. Fueron bendecidos los Estandartes de Combate, emulando la actuación del cura Bruno Zavala, en los días previos, a la marcha a la Provincia de Coquimbo —donde debían alcanzar la gloria, derrotando las fuerzas gobiernistas junto a los constituyentes serenenses—, fue presentada a la comunidad copiapina, la canción La Constituyente, en un magistral arreglo del profesor Mauricio Morales y coreada por un grupo de niños y niñas, de los diferentes colegios municipalizados de Copiapó, acompasados por la Orquesta Filarmónica de la I. Municipalidad de Copiapó.
Muy acertada, fue la representación que hizo un actor, que bajando de su caballo, emuló, la figura de don Pedro León Gallo, arengando las tropas.
¡… Debemos derrotar el centralismo asfixiante que nos rodea…!
Este segmento fue tomado de la crónica de los diarios locales; a ella no pude asistir, pues ese mismo día estaba participando en las actividades programadas en la ciudad de La Serena, junto a los miembros de la Sociedad Patrimonial Pedro Pablo Muñoz, al acto central que invitó, la I. Municipalidad de La Serena. Al otro día, asistí a la romería en el Cementerio Municipal, a dejar una Ofrenda Floral en representación de la comunidad copiapina, al héroe local, el caudillo serenense, don Pedro Pablo Muñoz Godoy.
La conmemoración de la Batalla de Cerro Grande, en Copiapó, tuvo un programa diferente, se hizo un recorrido con las autoridades y las personas que desearan asistir, a un recorrido por los lugares emblemáticos donde vivió la familia Gallo, donde sucedieron gran parte de los hechos históricos. La celebración en La Serena, estuvo representada por los funcionarios municipales copiapinos, don Alejandro Aracena S., historiador, y la Encargada de Turismo y Relacionadora Pública de la I. Municipalidad de Copiapó, señorita Yubitza Osorio.
De estas celebraciones, me queda decir, que aparte de revivir nuestra historia y ver como la comunidad atacameña, participa activamente de ellas, en conjunto con sus autoridades, lo veo como un acto de nobleza, que dignifica su actuar. Queda la esperanza, que algún día, el Ministerio de Educación Pública de nuestro país, tenga una propuesta favorable, con mayor amplitud, para que todos nuestros niños y jóvenes tengan un acceso mayor, para conocer la Historia de Atacama.
Dedicado, muy especialmente a don Gerardo Clap Gallo que nos dejó gratas sensaciones, enormes conocimientos, y un gran sentido de la amistad, mientras pudimos contar con él, en los últimos momentos de su vida. Don Gerardo falleció recientemente, el 2009. Y a don Guillermo Álvarez Muñoz, profesor, investigador histórico de Copiapó, comprometido totalmente con el Patrimonio Cultural de Atacama, amigo de muchas jornadas, fallecido el 13 enero de 2009 y del cual nos enteramos, al día siguiente, mientras participábamos en Santiago, en el Homenaje a Pedro León Gallo Goyenechea.
II
Pedro León Gallo Goyenechea y su política económica durante la Revolución Constituyente en Chile
El General, Pedro León Gallo Goyenechea es el personaje más importante, en términos históricos de Copiapó y Atacama, con gran influencia en Chile y Sudamérica por su actuación en la Revolución Constituyente en Chile.
Haciendo un estudio de su biografía y atendiendo que su gran pasión es la poesía, resulta admirable su confluencia para ejercer tres opciones totalmente distintas a la vez. Político, militar y empresario, abrazando así una trilogía perfecta, digna de un mayor análisis y discusión por los investigadores del acontecer nacional del siglo XIX.
El resultado político que trajo la Revolución Constituyente, es por todos conocido, pues abrió las puertas a una nueva forma de gobernar Chile que, regida por una constitución militarista, lesionaba los intereses económicos del bastión minero que sostenía completamente la economía del país en aquella época.
Igualmente, no es menor el atrevimiento que hizo como joven soldado, con escasa preparación militar, desafiar a todo un ejército profesionalizado que debía resguardar la soberanía nacional y el sistema institucional del gobierno imperante en nuestro país.
Las consecuencias económicas que inmediatamente terminada, trajo esta revolución, fue un decrecimiento en el intenso desarrollo económico, que tuvo el gobierno de don Manuel Montt Torres, en su largo mandato presidencial.
Al abordar el tema económico, el General Gallo, que ya se había hecho cargo de las finanzas de la Tesorería Fiscal de Copiapó, dispuso medidas para paliar el bloqueo que la escuadra tenía en Caldera, el puerto más importante de Atacama y que era el de mayor tráfico, debido al ferrocarril que lo conectaba con Copiapó y los pueblos del interior. Entre las medidas más urgentes de su mandato, rebajó al mínimo los impuestos, para los bienes de consumo. Rebajó los gravámenes e impuestos de los minerales, de oro, plata y cobre, para su derecho a exportación. Permitió el libre acceso del ganado argentino, para alimento de la población, abrió las fronteras a los comerciantes del vecino país, para que por los pasos fronterizos entrara todo tipo de mercaderías, trigo, frutas y verduras.
El Peso Constituyente:
Un problema mayor se suscitaba con el dinero circulante. Ya eran escasos, en esta parte de Atacama, los distintos tipos de monedas divisionarias por los pocos centros de economía y créditos, a pesar de existir algunos bancos, ellos solo mantenían operaciones, con los propietarios de minas y hacendados, los grandes capitales, estaban todos concentrados en las provincias centrales del país. Era muy común en esa época, que el pago de los jornales se hiciera con fichas, las que cambiaban en los mismos lugares de origen del trabajador. También existía en gran número el trueque y prestamistas informales; que tranzaban dinero y mercaderías a cambio de la producción de minerales. Contribuía a esta situación el aislamiento geográfico de la ciudad de Copiapó.
Tanto los soldados, como los obreros de las minas, los agricultores, los artesanos, debían recibir una remuneración por sus ocupaciones y lo único que había eran doblones de oro de muy alto valor.
Este problema, llevó a don Pedro León Gallo a decidir una nueva forma de pago; había que acuñar dinero que hiciera más fácil el cambio y la tenencia de circulante.
En las reuniones con sus asesores económicos, se acordó acuñar un tipo de moneda con valor y sentido comercial más proporcional, para pagar los honorarios, principalmente, de los soldados del nuevo Ejército Constituyente.
Para ello se hizo cargo el ingeniero, Anselmo Carabantes, quien diseñó dos tipos de monedas; una, de un peso con una ley de 990 milésimos, igual a la cantidad del fino de las monedas corrientes que existían y que eran de 25 gramos con ley de 900 milésimos.
La segunda correspondía al medio peso, que eran llamados vulgarmente “los cuatros”, tenían lógicamente la mitad de las dimensiones, peso y valor que las de un peso.
Estas monedas, conocidas como los “pesos constituyentes”, pesaban 22.572 gramos y tenían un leve valor, más alto, que las ya mencionadas.
Para esta operación, el ingeniero Carabantes contrató los servicios de dos técnicos norteamericanos, don Archivald Bowers y su hermano, entendidos en técnicas de fundir y acuñar. Un relojero francés proporcionó unos cilindros de acero para el estiramiento de las láminas de plata a acuñar.
Otro funcionario que prestó servicios en esta operación es don Juan Meliton Van Buren, padre del gran filántropo copiapino, Carlos Van Buren.
La fundición para acuñar monedas, fue montada en la casa de don Alejo Molina, mecánico argentino avecindado en Copiapó. Su taller estaba donde hoy se ubica el edificio de una cadena hotelera, en calle O’Higgins, frente a la Plaza de Armas de Copiapó.
En tanto, don Pedro León Gallo dispuso barras de plata por un valor de 1.000 marcos alemanes, que era el valor más alto a pagar en las transacciones extranjeras. Estos valores fueron puestos a disposición por el General Gallo de su fortuna personal.
La orden del General Gallo dio sus frutos cuando el ingeniero presentó en el reducto de Pichincha, las primeras doce monedas acuñadas.
Finalizada la presentación, se confeccionaron en diez días 300 mil unidades de un peso y 100 mil unidades de medio peso.
Apenas estuvo lista esta operación, el General Gallo dispone un bando informativo, anunciando la nueva medida económica, que vendría a suplir las necesidades de los obreros atacameños. Los particulares, que tenían necesidad de este nuevo circulante, debían aportar su valor en oro o plata y abonar a los acuñadores norteamericanos un 6% de comisión, previo ensaye de los minerales.
El proceso para acuñar el Peso Constituyente consistía en fundir las barras de plata, hacer un estiramiento de las láminas en un doble cilindro de acero para ser acuñadas en un yunque; luego, a golpe de martillo, se ponía el sello municipal para finalizar con un baño en una solución química, que pulía las monedas, dejándolas relucientes.
En el libro, Juan Godoy o el Descubrimiento de Chañarcillo del historiador Roberto Hernández Cornejo, publicado en 1932, su autor hace una nota digna de ser comentada.
“Estas monedas, literalmente provocaron todo tipo trastornos, en la economía del país. Un periódico local de nombre El Tren, que editaba don Juan Llerena, de nacionalidad argentina, comentaba: Hay personas que reciben con desconfianza esta moneda. ¿Por qué? Hoy la plata piña en Valparaíso o Santiago no vale menos de diez pesos cincuenta centavos, el marco de ocho onzas. La moneda constituyente es pura piña; por consiguiente, su valor actual permanecerá inalterable, cualquiera que sea la resolución que le dé, la política”.
Terminada la Revolución, el Coronel de Ejército, don José Antonio Villagrán, se hacía cargo de la Provincia de Atacama. Terminados los últimos focos de resistencia hizo entrega del cargo al nuevo Intendente, don Ambrosio Olivos, dejando atrás sus funciones políticas para dedicarse por entero a los asuntos militares.
Apenas se recibió del mando el nuevo Intendente, el 20 de junio de 1859 hace efectivo un decreto donde se prohíbe, en adelante la circulación de los pesos constituyentes, ordenando el inmediato retiro, y/o circulación, so pena de recibir una multa de cincuenta pesos.
El decreto de prohibir los pesos constituyentes, provocó alarma sin sentido, pues el valor de los pesos constituyentes era mayor en barra que en moneda.
La desaparición de estos pesos ha dado pie, para que los numismáticos y/o coleccionistas paguen altas sumas de dinero por conseguir estas piezas, lo que trajo también las falsificaciones, motivando inquietantes actitudes para saber cuáles son las falsas y cuáles son las verdaderas.
Comentario:
En la búsqueda de información historiográfica, extrañamente, don Francisco Antonio Encina, en su Historia de Chile de 20 tomos, publicada en 1947, no hace ninguna mención a esta importante medida económica adoptada por Pedro León Gallo, de acuñar los pesos constituyentes. Como en varias otras situaciones, sesga una parte importante de la historia de Chile. En una nota, al margen del relato, comenta: “Hay alguna fantasía en los recursos de que dispuso Gallo. La crisis de 1857 había afectado bastante a los negocios de la familia; Ángel Custodio, que los dirigía, atravesaba una situación difícil en el momento de esta revolución”.
Asimismo, el historiador conservador Alberto Edwards Vives, tampoco aborda este tema con seriedad y radicaliza sus temas con posturas parciales, donde hace de juez y parte en todos sus libros (La Fronda Aristocrática, El Gobierno de don Manuel Montt). Trata a los revolucionarios con adjetivos como, “magnates codiciosos” y otras acepciones menores. En Premio para la Obra de A. Edwards de Luis Barros Borgoña, 1933; se describe: “El poderoso y arrogante caudillo organiza con su fortuna y la de su familia, una fuerte división militar, ha derribado todas las autoridades y ha avanzado en marcha triunfal a La Serena”.
El historiador Jaime Eyzaguirre en su Historia Constitucional de Chile, Editorial Universitaria, 1966; dice, textualmente: “El mismo año, Vicuña Mackenna, don Isidro Errázuriz y otros liberales, publican el periódico: La Asamblea Constituyente, inspirado en la ideología francesa del 48 en que se llama demagógicamente a la reforma”.
El historiador Sergio Villalobos R. en su Historia de Chile, ocupa un término exacto para referirse a la moneda constituyente, la cataloga de “monedas obsidionales”.
Bibliografía:
La escasa literatura que existe para el tema de La Revolución Constituyente puede ser, probablemente por exceso de revoluciones internas que ha sufrido nuestro país, donde el vencedor, siempre, en un ataque desenfrenado, arremete contra las bibliotecas, destruyendo, quemando, sin razón los textos de los rivales vencidos, intentando hacer desaparecer todo vestigio de su contrincante. Eso lo hemos palpado en la destrucción que se hizo a la casa del historiador Pedro Pablo Figueroa Luna, donde toda su biblioteca y sus libros fueron quemados, por haber adherido al gobierno de José Manuel Balmaceda en 1891, convirtiéndose esta práctica, en un vicio que aún perdura. (2009).
-Edwards Vives, Alberto: El gobierno de don Manuel Montt 1851— 1861; tomo III, 1932. Editorial Nacimiento, Santiago.
-Encina, Francisco Antonio: Historia de Chile, tomo XIII; Editorial Nacimiento Santiago 1950; 1° edición.
-Figueroa luna, Pedro Pablo: La historia de la Revolución Constituyente; imprenta victoria; Santiago, 1889.
-Hernández Cornejo, Roberto: Juan Godoy o el descubrimiento de Chañarcillo; imprenta Victoria; Valparaíso, 1932.
-Díaz Valderrama, Fco. Javier: La guerra civil de 1859; imprenta de la fuerza aérea de Chile, Santiago, 1947.
-Álvarez Gómez, Oriel: Atacama de plata; imprenta Oro, impresor la Cisterna; Santiago, 1980.
-Eyzaguirre, Jaime: Historia constitucional de Chile; Editorial Universitaria S.A.; Santiago, 1966.
-Rojas Carrasco, Guillermo: Pedro León Gallo, su vida y su actuación; imprenta Cultura, Santiago; 1931.
-Villalobos r. Sergio: Pedro León Gallo, minería y política; imprenta Italiana; Santiago, 2009.
-Villalobos r. Sergio: Historia de Chile; Editorial Universitaria; Santiago, 1987.
-Treutler, Paul: Andanzas de un alemán en Chile; Editorial del Pacífico; Santiago, 1958.
-Fernández Abara, Joaquín: XIX Historias del siglo diecinueve; imp. Salesianos S.A.; Santiago, 2006.
-Frias, Rafael, Secretario municipal: Boletín de disposiciones administrativas de la localidad, Municipalidad de Copiapó, 1870 (no tiene pie de imprenta).
-Magalhaes M. Manuel: Mis memorias, impresos Free Lancer-presencia Chañaral, 2002.