Selección y notas: Arturo Volantines
Ediciones Universitarias, Universidad Católica del Norte
Cerca del ‘80 llega desde Temuco, donde nació en noviembre de 1956. Eligió la profesión de obstetra en la Universidad de Chile; esto le ha permitido apoyar a cientos de mujeres en distintos puntos del país, especialmente en los sectores más modestos. Es co-fundadora de la SECH. región de Coquimbo, del taller Lapislázuli y de muchísimas otras instituciones de la cultura. Se ha dedicado ha implementar, crear y sostener diversos programas en torno al libro. Ha desarrollado docencia en dos de las universidades de la región. Ha publicado 7 obras individuales y ha participado en diversas antologías en Chile y en el extranjero. De sus obras se destacan los textos de poesía: «Viento Gentil de Primavera«(1985), “Azul de Lluvia” y «Plano Poético Urbano de La Serena«(1999). Y mantiene una labor pública fuerte, tanto en el ámbito social como en el político, donde ha ocupado altos cargos. Su humanismo poético, su dedicación a la salud pública y su militancia en organizaciones sociales le privilegian un dominio perceptivo del Chile actual.
Los artistas (pintores, músicos, poetas, etc.) de aquellos días – detallados sus nombres en otras páginas -, acudíamos al espacio lúcido, amistoso y libertario del café Tito’s – más que nada – a llorar la vida. A la tragedia de la sociedad chilena en su conjunto, sumábamos las nuestras, marcadas por la indefensión, cesantía y persecución. Era patético constatar – en el día a día -, nuestros miedos; sobretodo, cuando caminábamos por las calles de la ciudad, donde la desconfianza se instaló. Allí cada vecino(a) era sospechoso y un chileno(a) altamente peligroso, los rostros – muchas veces – cubiertos por oscuras gafas, ocultaban la verdadera intención respecto al bien y al mal. Entonces, por largos períodos el riesgo en ese ambiente era insoportable, era la vida al límite. Por ello, llegar al refugio (café Tito’s) significaba no estar solo(a), encontrar confianza, recuperar la esperanza y en el diálogo fraterno construíamos un futuro con justicia social, tolerancia y libertad. Nos informábamos preferentemente a través del programa «Chile escucha» de radio Moscú en onda corta, junto a radioemisoras de España, Francia y otras…
Con emoción recuerdo, la publicación de la «Servilleta» poética, iniciativa del poeta Arturo Volantines, que llevó por Chile y el mundo nuestras creaciones. Varios fuimos traducidos en Holanda, Francia, Alemania, en cualquier idioma la esencia de la tragedia chilena no cambió el dolor. Como sobrevivientes damos «gracias a la vida» por seguir la ruta, continuar soñando y construyendo un mundo más justo y solidario.
De: Fragmentos de un Tiempo con Memoria.
Viviana Benz
***
Arrastrando la vida
Sobre cadáveres,
ruinas en la cima de las ruinas.
Fantasmas, sólo fantasmas
levantando la eterna noche
y sosteniendo apenas el día.
Así vamos, arrastrando
sólo arrastrando la vida.
Cada amanecer
un espejismo azul
en la infinita tortura de los días.
***
Golpe
Golpe de vientres henchidos
balbuceando soledades,
escalando pistilos
que destilan tierra roja.
Un cielo gélido nos cubre
al compás de tanto dolor.
Es la guerra, no es el amor.
***
Incógnita
Tengo frío, hambre,
deseo celular.
Pienso en tiempo de
lluvia, en
desierto espiritual
que hoy se nutre de amapolas,
ya es temprano para
llegar atrasada
¿llegarás?
***
Mensaje
¡Hoy tocaba mi puerta
el viento!…
abrí,
igual trajo noticias
de guerras,
mañana vendrá la brisa,
le tendré
de regalo, mucha paz,
pasarán los días,
el espacio será un mosaico
de hospital,
pequeño, insignificante, contaminado
y como son miles y siempre
necesitan de otros para
vivir,
llegará mañana
el viento nuevamente
a mi puerta
sólo a dar aviso
de la muerte
de ese mosaico
que sólo yo supe de él
¿me acompañas brisa
a un nuevo funeral?
Fue el tiempo y espacio
circunstancial según todos,
que le regalaron la muerte.
***
Por qué los cerezos?
No sé cuánto tiempo ha pasado,
poco, si no lo pienso.
(Atardece en Peñuelas, oleaje inagotable,
pájaros esquivos, gaviota amiga)
¿Por qué los cerezos?
No sé qué aire me elevó.
Busco en la decadente arena,
una explicación al hastío.
Ojos retrógrados de verde infinito,
tierra lejana, sur perdido.
¿Por qué los cerezos?
Porque, deseo sentir su rama,
comer esa infancia lluviosa,
luego, permanecer en mi hastío.
¿Por qué tanto hastío?
Porque olvidé los cerezos!
***
Coged mi angustia
Ente humano, semicivilizado.
Escucha el gutural lamento
de infértiles cópulas!
Siente el ritmo atmosférico
de alondras falsificadas!
Ve un aspecto sinuosidal
que acaricia tu voz.
Escucha, siente, ve y dile
al que persista en su error,
que coja mi angustia y,
yo espero.
¿Sabes dónde?
Camino a la trompa de Falopio.
***
Anima de Diego
calle polvorienta, adoquinada
rincón de pasos lentos y
amor de tres en noches perfumadas.
Sin aviso y en ausencia de Colipín
un gigante pájaro moderno
ancló sus pesadas alas
sepultando chirimoyos y fragancias.
Hoy los serenenses deambulan
por el amarillo patio de las compras
sin recuerdos ni memoria.
A pesar de los pesares
Anima de Diego sobrevive
y la poesía se acomoda a lo largo
de ochenta y cinco metros
de viejos aromas.
***
Techumbres mudas
Por Infante
en montículos de casas viejas
la señorial avenida de cruces
interroga al pasado.
Aledaña al cerro y al mar
la habitan rostros huidizos
donde a diario la vida no reposa.
Próxima al cielo
un regimiento se acomodó en la historia
en mudo diálogo con la luna.
El río Elqui a la distancia sorprende
en la eterna travesura de sus horas
y la nobleza gregoriana no se inmuta.
Al fondo en intocable foresta
renacen las «señoritas de la normal»
iluminando la ciudad
con ajadas y bellas páginas
que el otoño de sus vidas no abandona.
***
Una tajadura límpida
Extensa mirada
dominando la ciudad,
amplia calle encumbrada
de tajadura límpida y vértebra silenciosa.
«In illo tempore»,
despoblado de lunas
saturado de mitos y
bajo el llanto recostado.
Es un arrabal
cercano al carillón melancólico
que cuelga de tardes azuladas.
Colo – Colo
transita de pasos mudos
y epitafio con olor a lirios.
Pasajeros
de la «gran capitana»
bienaventurados
los de rostros marchitos y miradas limpias.