En este periodo de descanso me he dedicado a leer y me he encontrado con dos preciosos libros que de una u otra manera me han acercado a nuestra poetisa y con ello, entender mejor su manera de ser, como a la vez, acceder a información histórica y fotográfica que no conocía.
El primero de ellos es LITERATURA COQUIMBANA del autor L. Carlos Soto Ayala (nacido en La Serena 1886, profesor de castellano y fallecido en Santiago en 1955), publicado originalmente en el año 1908 y gracias a ediciones Volantines que lo reeditó recientemente en el año 2022, nos permitió conocerla. Esta obra buscaba incluir a 31 autores de la zona con sus respectivos retratos, pero solo se publicó esta primera etapa con 15 autores, perdiéndose en el tiempo la segunda parte o bien, no alcanzó a llevar a cabo.
Es una obra que permite reconocer a todo un periodo de la literatura de la región de Coquimbo. En el fondo, coloca en valor a los escritores del norte chico y también permite darnos cuenta que pese a su corta edad, Gabriela Mistral era reconocida por sus pares como una muy destacada escritora, tomando en consideración el tipo de vida que existía. El autor nos dice de ella; “los defectos de nuestra escritora son defectos que, poco a poco, ira desterrando hasta que llegue a ser lo que esperamos: la más correcta, la más sentimental y la más aplaudida de nuestras mejores literatas” (página 165), profecía cumplida.
En esta obra además de Gabriela tenemos a Manuel Concha, Hortensia Bustamante, Policarpo Munizaga entre otros, los cuales de una u otra manera desde el punto de vista histórico, nos ayudan a conocer el pensamiento y el tipo de vida que se llevaba a efecto en dicho periodo (1850-1900) en lo que hoy es Atacama – Coquimbo y permite dejar de lado lo usual en este Chile, es decir, la invisibilidad de la literatura nortina.
El segundo libro es CUATRO FOTOGRAFOS EN EL AMANECER ELQUINO DEL SIGLO XX, de Héctor Herrera Vega quien es escritor e investigador histórico, donde a través de la recopilación de los fotógrafos Pedro Hill, Zoilo Puerta, Pedro Moral y Pedro Abdala nos va mostrando historias humanas, los contextos históricos, la parte técnica y avances de la tecnología a través de las imágenes, lo cual viene a ser un aporte muy valioso para entender el tipo de vida del valle de Elqui.
La obra nos permite visualizar el quehacer cultural, social y político del pasado, plasmar elementos identitarios en dichas fotografías; nos muestra además como se fue desarrollando la historia de la fotografía en la región. Otro aspecto que resalta en esta obra es el haber retratado a nuestra poetisa en diversas actividades y que nos muestra otra faceta de ella.
Quiero agradecer el esfuerzo de los editores, el de poder acceder a estas obras magnificas que nos acercan al conocimiento de nuestro pasado y visualizar el tipo de vida que allí existía, para así, comprender nuestro presente.