I
Ha llegado a mis manos una hermosa y bien cuidada reedición de este Parnaso Coquimbano.
Toda una rareza; una joyita con respecto a su autor verdadero fundacional para la literatura regional y un profundo acto de amor al terruño y el respeto a sus pares, y una bofetada al centralismo literario capitalino, y columna vertebral del movimiento político de 1870, previo a la efervescencia de la guerra del 79, en que periodistas, políticos y literatos se unieron para hacer “sentir la voz”, desde sus respectivas trincheras, en una tierra feraz de hijos heroicos; “puestos al fusil de guerrero o el laúd de trovador”.
Con portada de una “ruborizada” Gabriela Mistral, junto a Barack Canut de Bon (1er anglicano en Coquimbo) y presentado por la Sociedad de Creación y acciones Literarias Región Coquimbo (SALC), al GORE., esa valiosa organización civil con innumerables títulos literarios patrimoniales de la región.
Obra capital, con olor a rescate de librería de viejo no una copia perdida en la biblioteca Nacional o el infatigable afán de Arturo volantines: ese Bohón de oro rescatado a Atacama —Poeta, Investigador, antologados, eximio prologuista— e hijo ilustre de La Serena. Además, de experto manejador del canon del Desierto Infinito.
Adhiere, también, presente la crónica, un justiciero homenaje a santos y mártires del magisterio, a profesores “ninguneados” como Soto Ayala por no terminar 2ª parte) y en el día del maestro a los mártires Parada, Natino y Guerrero; a Jorge Peña Hen, fusilado en La Serena, por militares y por sobre todo a la mayor denostada por su país: Gabriela Mistral, que salida de los estándares del pueblo conquistó la más alta cumbre de las letras universales: el Premio Nobel.
II
Había despertado la literatura del norte. Y desde Copiapó Pedro Pablo Figueroa, dispara, lanza su antología chilena, prosistas y poetas contemporáneos, Imprenta Ilustración (Santiago, 1908), con lo más gramado de los lectores de Chile, que dejara estupefactos a los críticos capitalinos y que incluiría hermanos Matta, Pedro León Gallo, Rosario Orrego, Rómulo Mandiola, Carlos Walker Martínez y los locales: M. del Solar, Adolfo Valderrama y al Diablo Político Juan Nicolás Álvarez, héroe del Sitio de La Serena, entre otros. Siguiendo la huella de la notable “generación de 1842”: obra de Bello y J. J. Mora para formar solidos descendientes Lit. como Lastarria, Bilbao, Nepomuceno, Salvador San Fuentes y J. Jotabeche, entre otros.
Obra capital, canónica e icónica, enigmática, porque establece el primer intento por un ordenamiento territorial de la producción literaria y sus autores del Norte Infinito.
Enigmática. Su autor ofrece a “31 autores” y sus “relatos” no encontrándose jamás la 2ª parte que incluía a “consagrados” como Manuel Magallanes Moure, Julio Munizaga Ossandón, Víctor Domingo Silva, Benjamín Vicuña Solar y Julio Vicuña Cifuentes, entre otros lo que le valió el descrédito y ninguneo de sus pares hasta escarnecerlos como simple “profesor de castellano” aficionado a las letras. Pero, icónica; porque en sus páginas había incluido a una “prosista” juvenil que ni siquiera (Soto Ayala) lo imaginó, era Lucila Godoy “Gabriela Mistral”, que desde Cía. Baja (La Serena, 1903), despertaba hacía su destino de humildad princesa del pueblo a Reina de la poesía universal.
III
Cuentan los poetas (serios) que evitan ser antologados por tratarse de una verdadera “bolsa de gatos” o un nido de víboras, que se comen los ojos, con gran dilema, para su antologador que escucha ladinamente: “NO SON TODOS LOS QUE ESTAN, NI ESTÁN TODO LOS QUE SON”, al son de Chaqueteo Chilensis.
Sin embargo, quiso el azar que Soto Ayala incluyera a esta jovencita con sus prosas frente al mar; carta íntima y ensoñaciones; pero, por sobre todo: La instrucción de la mujer, fechado en (Cía. Baja 1903, hoy Museo de Vicuña) irradiaba su talento —herencia paterna denotaba su carácter introvertido y proverbial— arrastrada por el Río Elqui, gracias al sistema de visitadoras de escuela logra su primer ayudantía de maestra y su periplo de tres aldeas: los escritos Cía. Baja –Conoce a Romelio, La Cantera estando en Cerrillos, este se suicida y nacen los Sonetos de la Muerte, hecho que es el germen de toda la poesía Mistraliana, incluso el Nobel. En 1914 gana los “Juegos Florales” (Santiago 1914). En 1915 muere su padre. Son publicados 55 poemas en los libros de enseñanzas por Manuel Guzmán Maturana. Va a Antofagasta (1917), Temuco, Punta Arenas (1918) …
Gabriela Mistral, cónsul permanente y eterna viajera. Cientos de escuelas llevan su nombre; profesora americanista, diplomática, feminista, educadora por vocación. Cruzando 2 siglos de omisiones y silencios. Cualquier acto reparatorio se hace pequeño ante la grandeza de su genio. Y es nuestra.